Adieu
Pablo Neruda
No sé dar un adiós definitivo y comienzo a sospechar que realmente no existe tal cosa. No existe el ostracismo para los sentimientos, para el dolor, para la nostalgia irracional de algo que fue y no fue. No existe nada de eso… ¡Pinche madre! ¡Con lo que me caga el nihilismo!
Sólo existes tú, absurda e irreal. Existes porque yo digo que lo haces. Mis palabras te crean, te definen, te dan cuerpo: a veces de sirena, a veces de cuervo, otras de Moira…
Pero sólo eres tú, ordinaria, simple… y lo odio. Porque el saberte corpórea, gris como cualquier ser no mitiga el dolor, ni le da sentido. Es Teseo sin el hilo de Ariadna.
No sé dar un adiós definitivo…
Sólo me queda dar adioses a medias. Palabras que a fuerza de repetición te drenen. Hemorragia verbal que me desintoxique de versos de Neruda, de letras de Sabina y de mujeres victorianas…
Y entonces la única palabra que sabré decir será… Adieu.
Lo peor del amor cuando termina. Oiga, mi estimado, ¿existe algún grupo anónimo de ayuda para nuestros casos? AA: amantes anónimos. No, RA, románticos anónimos. No... que alguien lo cree y lo nombre y luego me invitan. ¬¬
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