Curiosidades (2): “De Madrid al cielo”, de Juan García Ordoño.
Desde hace varios años
tengo un compromiso auto-impuesto de leer toda literatura negra/policial escrita
en México. En primer lugar, por una afición por este género que me viene desde
la adolescencia y, en segunda instancia, por solidaridad con el gremio al que
ahora yo también pertenezco. Es por ello que leo todo libro que cae en mis manos
de autores nacionales, tanto conocidos como desconocidos. Estos últimos suscitan
en mí un interés particular porque durante muchos años el género vivió bajo
estigmas como el de ser “subliteratura” y otras etiquetas igual de despectivas,
por lo cual muchas obras quedaron fuera del radar de los lectores al no recibir
ningún tipo reconocimiento de parte de la crítica tradicional (y tradicionalista),
olvidándose algunas obras excelentes. Desde luego, también hay libros que aunque
tienen cierto interés, comprendes muy bien porque han sido olvidados. Es el
caso de la novela analizada en este texto: De
Madrid al cielo (Promexa, 1994), de Juan García Ordoño.
De
Madrid al cielo: turismo noir.
En esta novela se nos
presenta al personaje de Juan Caballero Urrutia, investigador privado domiciliado
en el ex D.F. a principios de los noventa. Sarcástico y alcohólico, como rezan los
viejos cánones de hardboiled, es contratado por un empresario español afincado en
México para que investigue a su amante que vive en España (y por quien piensa
dejar a su esposa), para asegurarse de que no existe nada turbio en su pasado.
El detective es reacio a aceptar el caso pues es demasiado chilango como para
irse a un lugar tan lejano como Madrid, del que además no sabe absolutamente
nada, pero al final su cliente logra convencerlo a base de billetazos. Es así
como se ve envuelto en un caso que involucra prostitutas, casinos ilegales y
hasta a un junior gachupín con tendencias pirómanas.
La novela tiene su
interés en el reflejo que hace de su tiempo y cómo ya desde ese entonces se
encuentra presente la violencia producida por el narcotráfico (hay constantes
menciones al asesinato del cardenal Posadas) y que se recrudecería en los años
venideros. Además, nos presentan una España en crisis, víctima ideal para una
criminalidad cada vez más prominente; sufriendo todavía las cicatrices aún
visibles del franquismo y “la resaca del destape y la movida” de los años
ochenta. También aborda la estrecha relación que para bien y para mal los
mexicanos tenemos con la península ibérica (simbolizada en la comunidad
española presente en el país).
Desafortunadamente la
novela tiene varios problemas. Para empezar su trama, que de policíaca tiene
más bien poco. El crimen que siempre es el centro de este tipo de historias no
ocurre sino hasta la página 150 (el libro tiene 177) y la participación del
detective en la resolución de la misma en nula, limitándose a un interrogatorio
realizado por la policía madrileña y que sólo sirve para corroborar puntos del
caso que ésta no tenía del todo claros. El resto de la novela es básicamente un
libro de viaje de la capital española que busca retratar sus esquinas más
oscuras, pero resulta bastante superficial, por lo que ni siquiera consigue el
tono noir buscado. Otro aspecto negativo
es su protagonista, que además de su irrelevancia, resulta ser un pálido émulo
del Philip Marlowe, pero sin su encanto y sentido del humor, los cuales
conseguían matizar la actitud moralina de Chandler, su creador, y que es lo
único que Caballero Urrutia tiene del detective angelino. El resto de
personajes que desfilan por el libro son un conjunto de tópicos de escaso interés
y perfectamente olvidables.
En conclusión, De Madrid al cielo es un libro
perfectamente prescindible que no aporta nada a la tradición del género en
México. Como novela negra/policial es muy básica, tópica, y lo peor de todo,
aburrida. Sólo recomiendo su lectura como testimonio de su tiempo o como
curiosidad del devenir del género en el país. De ahí en fuera, hay mejores
libros allá afuera como para perder el tiempo con este.
muy buena
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