Y Matarazo no llamó… Elena Garro Noir

 

El siglo XX fue quizás el punto más alto para la literatura mexicana, teniendo grandes nombres como Carlos Fuentes, José Revueltas, Vicente Leñero o Elena Garro, sólo por citar algunos. Estos nombres son sinónimo de Literatura con mayúsculas y por ello jamás se les asociaría a ninguno de ellos con la llamada “literatura de género”. Y, sin embargo, los cuatro mencionados tienen una obra dentro de la novela negra/policíaca. Fuentes escribió La cabeza de la hidra, que se sumerge en las turbulentas aguas del thriller de espionaje a lo Ian Fleming; Revueltas tiene Los errores, un policial de atracos de profundo contenido social; Leñero con Los albañiles, un noir laberíntico en sus formas experimentales; y la que nos ocupa, Elena Garro, quien con Y Matarazo no llamó… construye un durísimo policíaco de tintes políticos.

Esta novela nos narra la historia de Eugenio Yáñez, un burócrata gris y solitario, divorciado desde hace veinte años, que vive sumergido en la abulia más absoluta. Harto de tedio de la rutina, un día decide hacer un acto aparentemente inocuo que le cambiará la vida: regalar cigarros a un grupo de obreros en huelga. Aquel gesto terminará involucrándolo en una situación límite que lo sumirá en un estado de perpetua zozobra, con dos misteriosos hombres estacionados frente a su apartamento en actitud acechante, mientras Yáñez espera una llamada que lo salve de un sistema represivo que no tolera ninguna clase de disidencia.

Lo primero que llama la atención de esta novela, tomando en cuenta a su autora, es que no posee elemento fantástico alguno. Es una narración de un realismo total y bastante crudo. Lo otro es su contexto. Ambientada a finales de los cincuenta o principios de los sesenta, es un retrato del movimiento obrero y la brutal represión llevada a cabo por el gobierno mexicano. No es un relato pormenorizado, sino más bien pequeños trazos que forman una imagen general de la época y su atmósfera de sospecha y miedo. El movimiento es visto desde distintas perspectivas: la de los obreros, quienes luchan por mejores condiciones de vida, pero que sin embargo no son retratados como santos, sino como personas con diferencias internas dentro del mismo movimiento; la clase media, que vive apática de las penurias que sufre la clase trabajadora, satisfechos de la comodidad pequeño burguesa otorgada por el “milagro mexicano” de los años cincuenta; y, finalmente, la clase política que se llena la boca de discursos sobre democracia y progreso, pero no dudan en tachar de agitadores a cualquiera que cuestione el statu quo. Es un retrato bastante descarnado de una época y del autoritarismo que reinó durante el régimen priísta de las décadas de 1960 y 1970. Por ello no sorprende que pese a ser escrita en París durante 1960, la novela no se publicó hasta 1991.

Por otra parte, como novela policíaca está muy bien construida. Tiene un inicio con un ritmo muy ágil que rápidamente te atrapa, en la que vemos como Yáñez se involucra con los huelguistas, lo cual lo pone en la mira de la policía. A partir de ahí, la novela adquiere un ritmo más pausado con el cual poco a poco se va construyendo la tensión, gracias a un misterio planteado en la novela en este punto. Y en el último tercio el ritmo vuelve a acelerar hasta llevar al lector a una conclusión bastante contundente. Gracias a su brevedad (tiene apenas 120 páginas), logra mantenerte enganchado de principio a fin. A nivel estilístico, es un texto muy bien escrito, como cabría esperar de la altura literearia de Elena Garro. Sin embargo, no es un despliegue de pirotecnia verbal. Su prosa es bastante sobria y directa, como conviene al género negro.

En conclusión, Y Matarazo no llamó… es una gran novela “a secas”, pero también como obra policíaca. Escrita con eficacia, dureza y que supo retratar muy bien una época poco explorada en la literatura mexicana, valiéndose de los recursos de la novela negra. Es un libro que ningún lector, tanto de Elena Garro como del policíaco, debería perderse.