El Bastión. La otra cara de la Guerra sucia

 

Sin duda uno de los episodios más oscuros en la historia de México es el periodo denominado como Guerra sucia, que abarca las décadas de 1960 y 1970, en la que el gobierno priísta reprimió sin compasión a todo movimiento opositor a su modelo político, tanto pacíficos como armados. Sindicalistas, estudiantes o guerrilleros; todos caían en el saco de “subversivos” y, por lo tanto, fueron considerados como “un peligro para las instituciones”. La literatura mexicana ha retratado esta etapa histórica en algunas obras, tales como Y Matarazo no llamó…, de Elena Garro, El complot mongol, de Rafael Bernal o las novelas sobre la guerrilla de Carlos Montemayor (Las armas del alba, Las mujeres del alba y Guerra en el paraíso). No obstante, estos libros suelen centrarse en los movimientos de izquierda y dejan de lado la otra cara de la moneda: las organizaciones subversivas de corte ultraderechista. No es el caso de El Bastión (Sangre ediciones, 2021), novela de Eduardo Libreros que se adentra de lleno en ese lado alterno de la historia nacional.

Esta novela narra la historia del doctor Santiago Olaya Labre, quien acaba de regresar a México para integrarse al Servicio Secreto, una institución ficticia que funge como policía política dentro del libro (aludiendo a organizaciones reales como la Dirección Federal de Seguridad [DFS] o el Centro Nacional de Inteligencia [Cisen]). Puesto que obtuvo gracias a la intervención de su abuelo, el General Santiago Olaya, viceministro de Defensa. Su primer encargo es investigar el asesinato del Cardenal Juan Losada (¿alusión al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo?). Dicha investigación lo lleva a involucrarse en una peligrosa trama entre grupos radicales de ultraderecha y el ejército mexicano, además de ahondar en el pasado de su familia, ligados directamente con una de estas organizaciones denominada como “El Bastión”.

Tengo que admitir que no estaba muy seguro de qué me iba a encontrar en este libro. Su contraportada no revelaba gran cosa y más allá de su tema central, no tenía mayores referencias. Lo que me encontré fue un thriller político bastante eficaz sobre un tópico inusual en la literatura mexicana. La trama fluye de manera vertiginosa, sin respiro, tal como el viaje que el protagonista emprende en pos de la verdad detrás de la misteriosa organización llamada El Bastión. Dicha trama sirve de vehículo para tener un vistazo al pensamiento de ultraderecha de estos grupos, sumamente herméticos en la vida real. Contrario a lo que podía pensarse, no son presentados sólo como extremistas religiosos, sino también como personas con convicciones sólidas, las cuales los llevan a cometer actos bastante cuestionables. A algunos descolocará que el autor no condene o critique la perspectiva conservadora que implica dicha ideología, pero resulta clara la intención de dar un punto de vista neutral al respecto y dejar al lector los juicios morales.

La obra posee una prosa funcional, clara y precisa, sin alardes de pirotecnia verbal, además de capítulos cortos que hacen que la lectura sea bastante agradable y fluida. Lo que quizá me descolocó en algunas ocasiones muy puntuales es el lenguaje. El doctor Labre, el protagonista y narrador de la novela, se supone que tiene bastante tiempo viviendo en Francia y que acaba de regresar a México, además de que su familia mexicana es de la Ciudad de México, pero sin embargo utiliza varias veces palabras o expresiones muy chihuahuenses que rompen la verosimilitud del personaje. Quizás se deba que al ser de Chihuahua noto estas cosas y un lector ajeno a este entorno ni le preste atención, pero es algo que está ahí y tal vez afectó un poco mi disfrute de la lectura.

No obstante, el que es su mayor fallo es en lo relativo a sus personajes. La novela te presenta un amplio elenco de personajes, pero nunca llega a profundizar mucho en ellos ni poseen una personalidad lo bastante definida como para resultar memorables. Los miembros del Bastión, por ejemplo, poseen todos apodos de animales (el Gato, el Búho, el Lobo y el Halcón), cada uno tienen un capítulo en el que te cuentan su historia y aun así a veces no distinguía entre uno y otro. Esto se debe a que el autor le apuesta todo al argumento del libro y los personajes simplemente están al servicio de éste. Por fortuna, es lo bastante interesante como para sostener la novela sin problemas.

Me resulta fácil recomendar este libro. Es un thriller político bastante digno, que maneja una temática original que no muchos se atreven a tratar, sobre todo desde la perspectiva que lo hace. Esto puede que desaliente a más de un lector, pero creo que es interesante ver puntos de vista ajenos a lo nuestros (como fue mi caso), pues nos dan una mayor compresión del mundo. Además, el hecho de haber sido editada por Sangre ediciones, un sello editorial chihuahuense es un gran plus para mí.

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