Boleto ferroviario



Ahora resulta que estoy… (risas) gordo, que se me está pasando el tren, en resumen: que ya me case. Y yo digo: “¡Ah, chingao! ¿De cuando acá la vida es un viaje en tren? ¿Y si lo es que alguien me diga dónde está la estación? Porque siempre he tenido la impresión de que más bien es como un viaje en autobús (y de los baratos) por lo incómodo, azaroso y desagradable que es a veces (muchas veces), y por el hecho de que no te puedes bajar cuando quieras”. Pero ya hablando en serio, ¿es tan difícil entender que no me interesa una casa con jardín, tener un perro, hijos y una esposa?
“—Pero es muy feo estar solo” —diría mi madre.

Y respondería: Es más feo estar solo con una persona que es poco más que tu criada (o patrona, según sea el caso), sólo por seguir un convencionalismo. Por ello prefiero dejar ir el tren e ir andando por la vida. Se ve mejor el paisaje.

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