Curiosidades (17): La guerra de los narcóticos. (Once días de angustia), de René Cárdenas Barrios.

 


La terrible situación de violencia que vive México desde el estallido de la mal llamada “Guerra contra el Narco”, declarada por el gobierno federal en 2006 ocasionó un boom en la literatura que aborda la temática del tráfico estupefacientes y sus consecuencias sociales. Es por ello que ha generado la falsa creencia de que es un fenómeno reciente, de apenas un par de décadas. Sin embargo, la primera obra de esta índole, Diario de un narcotraficante, del escritor sinaloense Ángelo Nacaveva, data de 1967. Posteriormente, en 1979, su publicó la novela La guerra de los narcóticos. (Once días de angustia), del periodista René Cárdenas Barrios que aborda la problemática del narcotráfico valiéndose de los recursos de la novela negra.

La novela nos narra la historia del narcotraficante Fred Gómez Carrasco en dos líneas temporales. La primera, en el presente de la novela (1974), se centra en el amotinamiento del delincuente junto a otros presos y la subsecuente toma de rehenes en la biblioteca de la Cárcel Estatal de Huntsville, Texas. Sus exigencias son armas largas, chalecos antibalas y un vehículo blindado con el cual huir a México. Es así como inicia una tensa negociación entre las autoridades y los amotinados. Paralelamente también se relata a manera de flashback el ascenso y caída de Federico Carrasco Gómez, su nombre verdadero, como capo del narcotráfico.

Las dos líneas narrativas dan un carácter dual al libro. La parte centrada en la toma de rehenes es la que otorga su condición de obra perteneciente al género negro, pues es ahí donde hace uso de los recursos propios del género como la tensión y la intriga. La otra parte es más testimonial, como es propio de narrativa del narcotráfico. Dichas características son las que vuelven a La guerra de los narcóticos… tanto una novela negra como una novela del narco.

Otro aspecto que llama la atención de este libro es el estilo de su prosa. Este tiene un marcado estilo periodístico, lo cual no resulta sorprendente puesto que su autor era periodista, y por ello a ratos más que una novela da la sensación de tratarse de un reportaje. No obstante, esto en lugar de restarle al texto, potencia el efecto de verosimilitud que Cárdenas Barrios quiere imprimir a su historia. Y es que, a diferencia de otras obras, pese a centrarse en la figura de un criminal en este libro no se percibe una romantización del mismo. Es un simple vehículo para ahondar en el tema que de verdad le interesa al autor: el tráfico de drogas.

Como pocas veces se ha hecho en la literatura centrada en el narcotráfico, Cárdenas Barrios analiza, siempre a través de la historia del personaje de Federico Carrasco Gómez, de manera muy amplia dicha actividad criminal. Incluso narrando de forma puntual antecedentes históricos como las Guerras del opio entre el Imperio británico y China; o cómo recurrió el gobierno estadounidense a los gomeros sinaloenses, usando como intermediarios a la Mafia, para obtener opiáceos que serían usados en sus soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Igualmente profundiza en las diferentes aristas del narcotráfico y cómo éste va desde los niveles más bajos (los delincuentes y su organización basada en el parentesco a la manera de la mafia italoamericana), pasando por las autoridades corrompidas por el dinero sucio de los narcos, hasta llegar a la clase empresarial quien realmente dirige el negocio. Es un retrato bastante completo de dicho fenómeno criminal. Quizá hoy en día, con tantos reportajes, documentales y ficción centrada en él no llama demasiado la atención, pero para su tiempo era muy impresionante.

Lo anterior puede dar la impresión a algunos de que es un libro pesado de leer debido a lo aparentemente denso de su propuesta, pero lo cierto es que se trata de una novela breve, de lectura bastante ágil, que incluso llega a ser trepidante por momentos. De las cosas negativas que se le pueden criticar es que hay nulo desarrollo de personajes, ni siquiera Federico Carrasco Gómez es la excepción. Como dije, los personajes sólo son recursos al servicio de la trama y de la crítica social que el autor hace ante un fenómeno al que no se le daba demasiada importancia en los años setenta en México y que Cárdenas Barrios consideraba muy peligroso. Esta preocupación es personificada en el narco protagonista cuya ambición es tan desmedida que en un punto del libro expresa que quiere crear la organización criminal más grande del planeta. Tristemente, el tiempo terminaría por corroborar los temores del periodista. Otro aspecto negativo es que, debido a la postura de su autor, en ciertos pasajes la novela tiene cierto tufillo moralista, como cuando habla de la música rock de los años sesenta a la cual considera como mera propaganda del uso de drogas, sin entender el fenómeno cultural que realmente era.

En conclusión, La guerra de los narcóticos. (Once días de angustia), es una buena novela negra que aborda de manera amplia y profunda el fenómeno del narcotráfico. Y pese a los más de cuarenta años que han pasado desde su publicación, ha perdido poca vigencia. Es un buen testimonio de su tiempo sobre un mal cuyas consecuencias seguimos padeciendo en la actualidad.

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